martes, 8 de noviembre de 2011

El negocio clandestino de la castración

La moda de la castración de niños con fines musicales parece limitarse sólo a Italia y un poco a Alemania. En ambos países había eunucos en los coros eclesiásticos ya en el siglo XVI y en 1640 habían castrati en todos los coros de Italia. Pero era ilegal. Excomulgaban a quienes se sometieran a la operación y condenaban a quienes la realizaban porque había una ley de derecho canónico y civil que prohibía la amputación deliberada de cualquier parte del cuerpo

Paradójicamente, la Iglesia de Roma lo toleró. El Papa Clemente VIII (1536-1605) autorizó la castración sólo ad Gloriam Dei (por la gloria de Dios). La música de la época requería voces con registros muy agudos. Alguien tenía que cantar esas partes más altas en los coros, y no les servían ni los niños ni las mujeres.

El inconveniente de los niños era que, cuando adquirían la técnica necesaria para poder competir con un castrato, llegaban a la pubertad y les cambiaba la voz.

Así apareció un negocio clandestino que realizaban cirujanos y hasta barberos. Poco se sabe de quienes hacían las castraciones.

Se considera que los mejores cirujanos procedían de Bolonia, pero se sabe que incluso los barberos hacían ese trabajo.

En Milán, Venecia, Bolonia, Florencia, Roma, Nápoles,… y en todas partes se decía que tales operaciones se realizaban en la ciudad vecina: “Los italianos están tan avergonzados de ello que en cada provincia lo transfieren a otra”.

Por otro lado, lo normal era decir que la pérdida de atributos masculinos había sido causada por una enfermedad o accidente, como una patada o una cornada.

La operación, paso a paso

Había varias formas de realizar la castración, según un “Tratado de 1718 titulado Exposición del eunuquismo”

1. La menos mutilante consistía en cortar los cordones espermáticos (que forman los conductos deferentes y los vasos sanguíneos). Después de eso, los testículos se atrofiaban.

2. Otra consistía en bañar al niño en agua caliente para que los testículos estuviesen más "tratables". «Un rato después, presionaban la vena yugular, lo que hacía que los pacientes se volviesen tan insensibles que entraban en una especie de apoplejía y la operación se realizaba con escaso o ningún dolor».

3. A veces, se le administraba «una cierta cantidad de opio» al niño, y se le extraían del todo los testículos. La mayoría de éstos moría, seguramente por la cantidad indeterminada de opio, por hemorragia o por sepsis, según apunta el doctor Jenkins.

4. Había otra técnica que se basaba en sumergir al niño en un baño de leche caliente con especias para tranquilizarlo, se lo sedaba con brebajes a base de opio o se los embriagaba hasta que estén inconscientes y se le amputaba ésta parte del cuerpo.

Eran privados de su fertilidad y el respeto de mucha gente por la fama y las riquezas que conllevaba este fenómeno que de principio favorecía a padres pobres pero muy ambiciosos.

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